Entrevista a Guillermina, Octubre 2024.
¿Dónde te formaste?
"En el Juan XXIII como profesora en Psicología, y después hice la Licenciatura en la Universidad de El Salvador."
¿Qué materias enseñás y hace cuantos años que das clase?
"En la carrera de Psicopedagogía estoy en Práctica Sociocomunitaria en tercero y en cuarto, Psicopatología Infanto-Juvenil e Integración del Sujeto con Discapacidad de Psicopedagogía. Y en la carrera de la Licenciatura en Psicología estoy en Historia de la Psicoterapia, en Historia de la Psicología Científica, Psicología Evolutiva II, Psicología Educacional, Lectiva I y II de Educacional.
A dar clase arranqué como ayudante de cátedra en USAL, que era una universidad que tenía convenio con el Juan XXIII. Y después, ya en el 2010, tomé horas como ayudante fija. A partir de ahí ya son casi catorce o quince años aproximadamente. Y en la UNISAL doy clase desde que abrió."
¿Qué te llevó a querer ser docente?
"Se fue dando en realidad. Al principio me daba mucho miedo. Me recibí y no empecé como docente. Trabajé muchos años en la clínica de las infancias atendiendo niñes, y mientras tanto me fui formando con una psicoanalista en psicodiagnóstico y clínica en psicopatologías infanto-juveniles, supervisando con ella muchos años, con un grupo de estudio. Después entré en Salud Pública con una beca. Ahí hice el posgrado en Salud Social y Comunitaria. Fue una experiencia hermosa. Me encantó trabajar en Salud Pública. Estuve cuatro o cinco años aproximadamente mientras duró la beca. Después se me terminó y ahí fue como un punto de quiebre porque tenía que decidir entre seguir y ver cómo hacía para conseguir otra beca en Salud Pública. Y la realidad es que justo surgió una suplencia, me la ofrecieron, después unas horas de cátedra que ya tenía como ayudante, y así se fue dando. Se me terminó la beca, no renové nada y dejé de estar en Salud Pública, donde trabajaba en las salas médicas. Fue una experiencia maravillosa. Es el día de hoy que me cruzo con ex-pacientes que me han escrito para pedirme algún asesoramiento o para hacerme alguna consulta. Después empecé a concursar, y así fui ganando concursos de las materias y fui ganando varias horas."
¿Cuántas horas por semana das clase?
"Aproximadamente veinte o veinticuatro, no sé si más... Depende del cuatrimestre."
¿Tus estudiantes en general qué edades tienen?
"En Psicopedagogía las edades son de veinte o veintiuno por ahí, porque ya los agarro en tercer año. Hay alguna que otra estudiante que arrancó una carrera, la dejó, y es un poco más grande, que llega casi a los treinta, pero en general es bastante homogénea la edad.
Después, en Psicología en general es homogéneo, pero tengo estudiantes de cuarenta, de cuarenta y cinco, que de repente por distintas situaciones decidieron estudiar y hoy están cursando. Y bueno, se los acompaña de la misma manera que al resto."
¿Dirías que tenés conocimiento sobre salud mental?
"Sí. Yo siempre les digo a los chicos que, por un lado, me ayudó mucho la experiencia de tener un grupo de estudio cuando me recibí, porque me sentí muy acompañada por mis colegas y, obviamente, por quien nos formaba. Después, a posteriori, fue nuestra supervisora a la distancia, porque ya no viajaba. Y después fue una gran escuela la sala médica, porque creo que tuve experiencias clínicas con pacientes que obviamente en la consulta de privado no las tenés. Digo, en cuanto a diagnósticos, en cuanto a circunstancias que los atraviesan. No es solamente la cuestión de la salud mental en sí misma, sino también se le suman todo el resto de los factores. Ahí uno entiende la multifactorialidad que atraviesa la salud mental. Fue un gran trabajo también el trabajar con otros compañeros en equipo: con pediatras, con instituciones, con psiquiatras de los hospitales. Esto de llamar por teléfono y preguntar: “¿Por qué me derivaste tal paciente? ¿Por qué le diste la medicación?”. Y un poco trataba de ir haciendo un seguimiento con los psiquiatras que me derivaban de hospitales a sala médica para poder también construir la historia clínica del paciente. De hecho, me fui dejando todas las historias clínicas escritas. En ese momento todavía no había sistemas; era todo escrito a mano."
¿De qué forma sentís que tu labor impacta en tu salud mental y la de tus colegas?
"Yo creo que quizás un poco es el estrés de cumplir con las demandas institucionales. También nos encontramos con que las subjetividades actualmente han cambiado y hay otras demandas. Uno tenía como esta mirada del estudiante que viene a adquirir conocimientos.
Hoy hay otras demandas que tienen que ver con el contexto en sí mismo. Quizás mucha más carga horaria. Yo no tenía tanta carga horaria como otros años. Creo que esto también tiene que ver con la situación económica.
En los colegas, muchos hablamos de eso: la sobrecarga horaria que tenemos. Muchos profesionales trabajan doble turno, 12 horas al día, de corrido, moviéndose de una institución a otra, con lo que eso implica también. Sea porque te movés en tu propio auto, como en mi caso, o en colectivo, en bicicleta… Porque salís a la mañana y volvés a la noche, de comer, desayunar, merendar en la institución. Como que también la institución pasa a ser como una extensión de tu casa a veces. Corregís en el ratito libre… Todo eso genera estrés, genera ansiedad, a veces genera dificultades en el dormir, comer mal porque a veces pasás de largo. Obviamente todo eso va repercutiendo y, por ahí, obviamente, las consecuencias uno no las nota en el inmediato, sino que a posteriori empieza a generar malestar."
¿Qué problemáticas estás viendo actualmente en las aulas?
"Creo que la pandemia impactó mucho sobre la salud mental y sobre las subjetividades. Hoy, a posteriori, porque uno dice "bueno, fue en 2019, 2020", pero hoy en 2024 creo que está como decantando un poco todo eso con mayor profundidad. Es más notorio, si se quiere.
Noto mucha ansiedad, falta de manejo de las emociones, de la frustración. Dificultades para manejar la frustración. Estar en un ámbito universitario o terciario implica tener un manejo de la frustración: saber que podés perder una materia, que podés desaprobar, que te puede ir mal en un trabajo, que a veces no congeniás con tus compañeros… Y de repente esto es algo que a veces uno nota: dificultades en el manejo de lo grupal, de lo interpersonal. A veces aparece angustia también.
De un tiempo a esta parte, me encuentro con estudiantes que están en tratamiento psicológico, en tratamiento psiquiátrico, o medicalizados. En comparación a cuando yo comencé con la docencia, esto no era algo tan visible. Hoy nos encontramos con muchos estudiantes que vienen y te dicen: "Tengo certificado por esto, por lo otro", y te cuentan sus situaciones de vida.
Entonces hay de esto… Una necesidad también de ser escuchados, de contar, de sentirse acompañados. También hay que entender que muchos estudiantes han venido a estudiar desde otros lugares, que no son de Bahía, y el impacto de pasar del secundario, separarse de su familia, y comenzar el terciario o la universidad es un montón para un psiquismo que, de repente, todavía tiene muchas cuestiones que no ha podido madurar o elaborar.
Entonces, esto se suma a las demandas que tenés cuando estás estudiando y a las demandas que tenés también de tener que organizarte, porque estás viviendo solo o con un compañero o compañera. Y de repente, ya no tenés quien te ayude con las cosas en la casa; lo tenés que hacer vos. Bueno, eso implica una planificación, una organización, que a veces no tienen.
Les cuesta mucho organizarse. En psicología, justo tengo los primeros años, y uno va viendo que les cuesta mucho organizarse: “por dónde empiezo” te dicen… Se sienten inseguros. A veces son dependientes, esto de decir: "Decime de dónde empiezo a leer hasta dónde termino, qué subrayo". Pero bueno, tiene que ver con que son sus primeras experiencias. Entonces, creo que es importante poder acompañar en eso y entender que es todo un proceso de duelos para ellos, de cambios y transformaciones que se dan en ese inicio."
¿Ataques de pánico has visto en el aula?
"En el aula no he tenido estudiantes con ataques de pánico, pero sí que de repente me han consultado, me han preguntado, o no han venido y, a la clase siguiente, me dicen: "No vine porque fui a la guardia, porque tuve un ataque de pánico".
A la hora del examen, por ahí sí aparece más la angustia o el ausentismo. Generalmente el ausentismo está dado por alguna circunstancia de ese estilo."
¿Cómo sentís que manejás las situaciones que pueden surgir en el aula?
"Por ahí me ha tocado que cuenten alguna vivencia personal. En principio, creo que lo importante es escuchar. Siempre digo que es una herramienta fundamental: primero escuchar, mantenerse en silencio, y después ir viendo por dónde viene ese sujeto, qué nos quiere contar, qué nos trae. Después, ahí empezar a ver cómo contengo, cómo acompaño esa situación. Ahí soy docente, no soy psicóloga, no estoy en el consultorio. ¿Cómo abordo esta situación? Sea porque vino el estudiante o la estudiante a hablar personalmente, como me ha pasado bastante en estos últimos días, o porque se desencadenó una situación tras una actividad. Eso puede pasar, y me ha pasado, por las temáticas que trabajo desde la psicopatología infanto-juvenil hasta la ESI. En estas actividades, decantan situaciones que los estudiantes han vivido en sus historias. Entonces, ahí está el desafío: cómo acompañar y cómo generamos también el acompañamiento desde lo grupal.
A veces, uno cuenta desde su propia experiencia o muestra que hay cosas que a todos nos han tocado atravesar. Así, el estudiante se siente acompañado y entiende que no le pasa solamente a él o a ella, sino que a todos nos puede pasar esto. Eso ayuda a que merme un poco esa sensación de "esto solo me pasa a mí"."
¿Dirías que por tu formación como psicóloga te sentís más preparada que otros docentes para lo que pueda surgir en el aula?
"No, no siempre me he sentido preparada. Digo esto porque también está sujeto a la particularidad de la situación y del estudiante. Creo que, por eso, lo mejor en principio es escuchar. Es real que, en la formación, no siempre se trabajan estas temáticas. Yo siempre les digo a mis estudiantes, y también me hago cargo de esto que digo, que nosotros elegimos carreras que tienen que ver con lo humano, con los sujetos, y eso implica una formación constante y una actualización constante.
La realidad es que me recibí hace mucho. Hace como catorce o quince años que ejerzo la docencia y la clínica. En ese momento no estaban las subjetividades ni las problemáticas propias de esta época. Entonces, esto me lleva a irme formando cada año, a repensar los programas, cómo abordar las temáticas que veo en ellos y actualizar también la bibliografía. De eso se trata. Sí ha habido situaciones en las que le he dicho al estudiante: "No sé cómo responderte esto". A veces uno no sabe todo, y es real también reconocerlo. Pero le digo por ejemplo como se hace una denuncia, como se puede llevar a cabo el tratamiento: "Dejame que averigüe, y así te puedo dar una respuesta con sostén de conocimiento"."
Hablando en general, ¿sentís que tenés apoyo de otros sujetos en las instituciones?
"A veces es complejo porque los tiempos han cambiado y la urgencia te toca la puerta de una manera que es difícil tener todas las respuestas desde la institución. Es un trabajo más artesanal. Creo que sí, uno se puede apoyar en un compañero, preguntar: "¿Qué hiciste vos? ¿Cómo manejaste esta situación?", eso ayuda. Si justo somos colegas que estamos dentro del mismo curso, suelo tratar de ver cómo podemos acompañar entre nosotros.
También consulto a alguna autoridad, como los directivos de las carreras, para ver cómo afrontar una situación. Después, hay un trabajo artesanal del caso a caso y del día a día. Hay veces que uno no consulta o no pregunta porque son situaciones que se resuelven sobre la marcha."
¿Qué sentís que hace falta o que se podría hacer para que los docentes estén más preparados para afrontar cuestiones que puedan surgir en el aula?
"Yo creo que es algo que a veces se charla: esta cuestión de generar espacios para el encuentro entre docentes, para hacer circular la palabra entre nosotros, compartir experiencias y vivencias.
Esto de sentir que, de repente, se generan orientaciones institucionales para ver cómo manejarnos frente a estas situaciones es algo que se viene trabajando. Pero, como decía, a veces las urgencias te tocan la puerta antes de que vos tengas algo ya armado.
Eso también hace que, a veces, uno sienta que es una tarea solitaria. Pero no siempre es así. Creo que también depende del posicionamiento que tenga cada uno. Uno puede tejer redes por afuera. Yo, muchas veces, he preguntado: "¿Te puedo derivar a alguien? ¿Podés recibir a tal estudiante? Esta persona tuvo tal situación, ¿puede dirigirse a vos?". Creo que también está en eso."
Sobre el objeto que elegiste, ¿por qué un caleidoscopio?
"En realidad se me ocurrían muchas cosas. Yo soy muy creativa y cambiante. Me gustó el caleidoscopio porque me parece que tiene esto de poder mirar las cosas de distintas maneras, de distintas formas, desde distintos ángulos y perspectivas, que un poco es lo que la mirada del psicólogo trae. Por otro lado, en el caleidoscopio también depende de cómo se refracta la luz a través de los cristales para formar las figuras o los colores. Creo que también un poco de eso se trata: de traer luz a las distintas circunstancias. De acuerdo a cómo sean iluminadas, va a refractar una forma, un color."
¿Alguna reflexión final sobre este tema?
"Creo que en estos tiempos, donde justamente la salud mental es una preocupación, es importante reflexionar sobre esto: las políticas públicas nacionales no están acompañando. Tenemos el cierre de espacios de salud pública que son fundamentales. Me preocupa mucho la salud mental y esos cierres. Creo que tenemos que tomar conciencia de la importancia de cuidar nuestra salud mental, de nutrirnos de distintas maneras y en distintos espacios: con amistades, vínculos, nuestro espacio terapéutico. También necesitamos realizar otras actividades por fuera de lo laboral, actividades que nos permitan encontrarnos en otras dinámicas y con otras personas."
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